Wukong: ¿el videojuego que hará de China una potencia cultural?
El arduo camino para que la cultura china se vuelva 'cool'.
(Publicado originalmente en Diari ARA el 06/09/24)
Este agosto he hecho mi viaje anual a China y la imagen que más he visto es la de un mono guerrero digital, luchando contra divinidades taoístas entre espectaculares templos budistas. El videojuego más popular del momento, Black Myth: Wukong, me aparecía por todas partes: en las pantallas de los móviles en el metro, en la publicidad de marcas de café o en las redes sociales chinas. El rey mono Sun Wukong es una figura literaria en China comparable a Don Quijote, Dante o Gulliver. Personaje principal de la novela del siglo XVI Viaje al Oeste, niños y adultos chinos lo reconocen al instante. Cada pocos años aparece una película o serie con él de protagonista. El videojuego Black Myth: Wukong tenía todos los puntos para triunfar en China. Pero la sorpresa es que su éxito está siendo global. En tres días, el juego vendió 10 millones de copias y es jugado por gamers de todo el mundo. ¿Puede ser Black Myth: Wukong el inicio de una oleada internacional de cultura china?
China, ahora mismo, es una potencia cultural desproporcionadamente pequeña en comparación con su poder económico y geopolítico. Japón o Corea del Sur, por ejemplo, han conseguido que sus productos -cómics, series, música- tengan muchos más seguidores en todo el mundo. Mediante este “poder blando”, los países consiguen una mejor imagen en el exterior, cosa que puede traducirse en influencia diplomática, económica e ideológica. Hollywood ha sido el caso paradigmático.
Para conseguir este “poder blando”, sin embargo, hay que tener productos artísticos famosos internacionalmente y que la cultura del país sea vista como “cool”. China, más allá de la ciencia ficción de El Problema de los Tres Cuerpos de Liu Cixin o algunas películas de artes marciales, ha tenido poco éxito mundial. Tampoco ha conseguido que su cultura tradicional sea percibida como atractiva: la misma figura de Sun Wukong, por ejemplo, solo había triunfado en el mundo a través de Son Goku, su “adaptación” japonesa.
Este poco éxito cultural global es, en buena parte, culpa de las condiciones internas de China. En primer lugar, el país es un mercado gigante: hacer una película o música que solo sea popular en China es perfectamente rentable. La serie china mejor valorada de la historia está basada en la espectacular novela del siglo XVII Sueño del Pabellón Rojo, pero no conozco nadie que la haya visto en Occidente.
En segundo lugar, la censura cultural perjudica a los creadores chinos. Más allá de límites a la libertad de expresión, es habitual la censura a productos que tengan escenas eróticas u homosexuales. Desde instancias oficiales, se ha criticado los videojuegos, el rock, los famosos afeminados o la música pop como elementos corrosivos por la moralidad de los jóvenes. Bajo este puritanismo es difícil desarrollar una cultura “cool” y atractiva. Black Myth: Wukong es, en todo caso, un paso en esta dirección. Pero dudo que sea el inicio de un cambio radical en el modelo cultural chino.