Trump, Ucrania y Europa del Este: la crisis que puede acercar a la UE a China
Cuando en Polonia critican a Washington, algo importante está cambiando.
(Publicado originalmente en el Diari ARA el 06/04/2025)
Más de treinta y cinco años después de la caída del Muro de Berlín, vuelven a soplar vientos de cambio en Europa del Este. El bloque de países postcomunistas ha sido, históricamente, el defensor más firme en Europa de una alianza de hierro entre el continente y Estados Unidos. Sin embargo, en las últimas semanas, hemos vivido escenas inauditas. El ministro de Exteriores de Polonia, Radosław Sikorski, se enfrentaba públicamente con Elon Musk por la guerra de Ucrania. La estonia Kaja Kallas, alta representante de la UE, dijo tras la pelea entre Trump y Zelenski que “el mundo libre necesita un nuevo líder” que sustituya a Washington. Hasta hace pocas semanas, nadie habría imaginado a un líder del Este criticando tan abiertamente a Estados Unidos.
Europa del Este ha sido fuertemente atlantista por motivos geopolíticos: la visión del mundo de los europeos orientales está condicionada por su proximidad geográfica y la historia de imperialismo de Rusia en la región —de nuevo, confirmada por la invasión de Ucrania—. A diferencia de Moscú, sin embargo, China no es un actor prioritario ni inherentemente hostil para Europa del Este. Antes de la guerra, la región mantenía una relación económica pragmática y abierta con Pekín. La invasión de Putin lo cambió todo: Europa del Este dejó de percibir a China como un actor independiente y comenzó a verla a través de la óptica de su relación con Rusia, con quien Pekín mantiene estrechas relaciones diplomáticas y económicas. En el contexto de la guerra en Ucrania y las tensiones EE. UU.-China, además, proliferó una visión transaccional según la cual, a cambio del apoyo de Washington contra Rusia, los europeos debían mostrarse más duros con Pekín. Todo ello ha contribuido fuertemente al empeoramiento de las relaciones entre la Unión Europea y China en los últimos años.
Pero el eje Estados Unidos-Europa del Este se está resquebrajando. Durante las últimas semanas, hemos visto críticas directas de mandatarios de la región contra Washington. En lugar de hablar de fortalecimiento de la seguridad transatlántica, ahora hablan de autonomía estratégica europea. Hay un claro desencanto con el giro prorruso de Trump. Pero el descontento ya había comenzado con Biden, cuando impuso restricciones en semiconductores a estados europeos orientales como Polonia.
El bloque de Europa del Este ha sido uno de los principales obstáculos para un acercamiento entre la UE y China. El desdén de Trump hacia los ucranianos seguramente no hará que los europeos del Este tengan una mejor imagen de Pekín. Pero un distanciamiento con Washington debilitaría el argumento geopolítico de que hay que ser duros con China para mantener el apoyo de los Estados Unidos. Si ya no se puede contar con Washington, el mundo se vuelve más hostil e incierto para los europeos. Se abren las puertas a nuevos actores. China intentará aprovechar esta oportunidad. Estados Unidos, con su política exterior torpe, puede acabar no solo perdiendo a sus aliados occidentales, sino incentivando cercanías inesperadas entre una Europa y una China entre las que se habían quemado la mayoría de puentes.