(Publicado originalmente en catalán el 15/12/23 en el Diari Ara)
Hace unas semanas visitó Barcelona la persona que actualmente está contribuyendo más a difundir el pensamiento intelectual chino al resto del mundo: el académico y traductor David Ownby. El portal del cual es cofundador, Reading the China Dream, ha traducido decenas y decenas de textos de los intelectuales autóctonos que ahora mismo tienen más influencia en China. Una pregunta habitual que le hacen a Ownby es: ¿los intelectuales que viven en China realmente pueden hablar con libertad? Si no están encarcelados o en el exilio, ¿no son simples repetidores de la propaganda del gobierno?
En una pequeña reunión organizada por el grupo ALTER de la UOC -el núcleo más potente de investigación sobre China en Cataluña- Ownby nos explicó que su proyecto busca salir de una dicotomía falsa que se repite en Occidente: que en China solo se puede ser o propagandista o disidente. Hay una tercera categoría que, de hecho, es muy frecuente: los intelectuales críticos que tienen un pensamiento propio -muchas veces divergente del oficial-, pero que a la vez evitan ciertas líneas rojas -temas como la legitimidad del Partido, Xinjiang o Taiwán-. Cuestiones como la economía, la desigualdad, el género, las relaciones internacionales o el pensamiento intelectual pueden ser y son tratados en medios y publicaciones académicas chinas.
De hecho, en estas últimas décadas, ha existido una explosión de debate intelectual como pocas veces se había visto en China. Ownby nos hizo un poco de cronología: si después de las Guerras del Opio y la semicolonización occidental de China, los intelectuales chinos del siglo XX veían China como un problema a resolver, al iniciarse el siglo XXI esto cambió. Los 2000 fueron años en los que China se consolidaba como potencia económica en auge y divisaba un futuro donde podía jugar un papel decisivo en el mundo. Los intelectuales chinos saltaron a hacer propuestas sobre cómo se tenía que transformar el país: escuelas como los liberales, la Nueva Izquierda o los neoconfucianos batallaban en el mercado de las ideas.
La llegada de Xi Jinping ha frenado esta eclosión de pensamiento. Muchos intelectuales que antes pontificaban en Weibo, el Twitter chino, ahora lo tienen que hacer en grupos de chat privados de Wechat, más reducidos y con mucho menos alcance. Cuando escuchaba estos cambios recordaba el libro Red Dust de Ma Jian, donde se explica el ambiente semiclandestino de los pequeños círculos intelectuales underground de China de los años ochenta. A pesar de que Xi haya conseguido reducir el debate, no ha sido capaz de reemplazarlo por ningún modelo ideológico dominante. Las publicaciones intelectuales no se han detenido: nuevos temas como el feminismo o la crisis de la juventud china están cogiendo fuerza. China todavía continúa interrogándose sobre cuál es el futuro al cual quiere aspirar.
Buenas, Javier.
Acabo de descubrir el blog y le echaré un ojo si tocas el Este. Un par de preguntas:
- Por lo qué tengo entendido de alguna lectura y algún contacto con chinos, a un nivel general de población, los chinos son bastante apolíticos e individualistas (más allá del confucianismo y los deberes familiares--el cuál expreso de forma vaga y monolítica como si fuera un "todo"--), sin mucha preocupación por el "placer de conversar y tratar tópicos" al estilo occidental. Es decir, se parecen más a la población joven actual del mundo occidental si es que el eco mediático no magnifica lo qué siempre fue minoritario. ¿Es esto así?
- Una segunda pregunta relacionada es la comparación con Occidente (también así, vago y monolítico como un "todo"), pues aquí observamos que los intelectuales públicos con un mínimo de alcance siguen todos una línea en tópicos concretos, discrepando tan sólo en minucias dentro de los mismos. ¿No es la situación análoga, más aún ahora que aquí censuramos en aras de la protección y seguridad moral e informativa de nuestros ciudadanos?
Esto ya es una reflexión. No deja de ser curioso observar que sigue vigente cierto etnocentrismo en nuestro pensar que se borra automáticamente mirando cifras, pero ya sabemos que la imagen, los sesgos y la emoción nos dan bien por culo, por lo cuál vendría a ser más (¿optimismo ingenuo?) un error epistémico. Tengo entendido también que muchos occidentales en China sólo conocen las ciudades más cosmopolitas y se mueven en "entornos" no representativos de la mayoría de la población china. Baste un ejemplo simple pero efectiva: China son dos Europas con Rusia incluida.
Saludos,