Bruselas contra los gigantes tecnológicos de EE.UU. y China
Europa no tiene Big Tech, pero puede tener influencia.
Como ya anuncié hace unas semanas, con mi nuevo puesto en CIDOB he empezado a escribir más sobre tecnología y política.
Os dejo mi reciente pieza en la que argumento que, aunque la UE no tiene grandes tecnológicas, influirá más de lo que creemos en el futuro de la economía digital global:
La Unión Europea no tiene gigantes tecnológicos domésticos comparables a los de Estados Unidos o China. Eso le puede permitir hacer de regulador «neutral» y no-politizado, que eleve los estándares en Washington y Beijing sin ser acusada de proteccionismo o agresividad geopolítica. Como ejemplo, las recientes investigaciones abiertas por la Comisión Europea a compañías estadounidenses y chinas como Meta o TikTok en aplicación de la Ley de Servicios Digitales.
La Unión Europea ha sido calificada repetidamente de «enano político». En el plano tecnológico, la Unión tampoco goza de mucha más estatura, especialmente si la comparamos con los ecosistemas de Estados Unidos y China. De las veinticinco empresas tecnológicas con más valor del mundo, sólo dos son europeas, destacando la neerlandesa fabricante de semiconductores ASML (puesto doce). En el campo de las plataformas digitales, sólo hay una empresa europea (la sueca Spotify, con la posición diecisiete) entre las cuarenta de mayor capitalización de mercado a nivel global. En términos comparativos, las siete empresas tecnológicas más grandes de Estados Unidos son veinte veces más grandes que sus contrapartes de la UE.
Sin embargo, hay un ámbito del ecosistema tecnológico en el que la Unión Europea ha sido una clara pionera a nivel mundial: la regulación. Si hasta hace unos años Bruselas era acusada de «sobrerregular» y se llevaba fuertes críticas tanto de empresarios y políticos de Estados Unidos como también de China, ahora parece que las tornas han cambiado. Beijing, que antes dejaba una fuerte manga ancha a su sector tecnológico, ha impuesto en los últimos años fuertes regulaciones y restricciones, en especial en el ámbito de las plataformas digitales. Por su parte, en Estados Unidos ya no es tabú hablar de regular a las grandes corporaciones tecnológicas e incluso la administración Biden nombró a la académica Lina Khan, famosa por un artículo sobre las posibles prácticas monopolísticas de Amazon, como presidenta de la Comisión Federal de Comercio. El tecnoescepticismo ya no es sólo cosa de Europa.
En el caso de las plataformas digitales, sin embargo, algunas de las regulaciones y restricciones impuestas por gobiernos como los de China, Estados Unidos o India han sido percibidas como herramientas camufladas de proteccionismo para favorecer a los gigantes tecnológicos domésticos.
Podéis seguir leyendo el artículo en la web del CIDOB.